Ya tenemos aquí el aceite de chorro
¡Una explosión de sabor y aromas que acaricia los sentidos!
Cuando llega noviembre damos el pistoletazo de salida a la nueva temporada de aceites. ¿Y qué mejor bienvenida que con el aceite del chorro?
Muchos se preguntarán que es el aceite del chorro, y qué diferencia hay con el aceite normal, ¡así que meteremos hilo en la aguja y os contaremos qué tiene de especial este aceite del que todo el mundo habla!
Existen cuatro diferencias esenciales que caracterizan al aceite del chorro.
Las aceitunas son las primeras de la temporada y estas se encuentran en el punto óptimo de maduración, ya que son prensadas al poco de ser recogidas. Estas aceitunas son prensadas en frío, lo que significa que no se superan los 70 grados centígrados durante el proceso de prensa, lo que permite que el aceite conserve todas las propiedades nutricionales y el sabor de las aceitunas.
La segunda diferencia, es que se trata de un aceite que no ha sido filtrado. Por tanto, el aceite conservará en suspensión unas micropartículas que provienen de la pulpa y la piel de la aceituna. Este hecho es lo que le otorga sus característicos espesor y color verdoso. Esta diferencia por tanto, nos permitirá diferenciar el aceite del chorro con solo mirarlo.
La tercera diferencia reside en el sabor. Las micropartículas en suspensión permiten saborear nuevos matices y aromas en el aceite. El gusto se intensifica, lo encontraremos afrutado, ligeramente amargo y con un tono picante. Una explosión de sabor característica del carácter de juventud de las aceitunas. Estas micropartículas también harán que estemos ante un aceite más nutritivo, más rico con fibra vegetal y antioxidantes.
Y por último, su temporalidad, las micropartículas en suspensión finalmente sedimentan formando un poso, lo que hace que nuestro aceite del chorro, finalmente se convierta con aceite filtrado. Por tanto, cuando aparezca el sedimento, el color del aceite se clarificará. Esto suele ocurrir entre los tres y los cinco meses después de su prensa, sobre febrero o marzo.
Así que ya sabéis, los mejores meses para disfrutar de este aceite tan especial son los de noviembre, diciembre y enero. ¡No despiste o se pierda esta experiencia gustativa!
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